OYARZABAL SOTO MARIANA N°50
Pero, no es hasta el gobierno de Henry II, cuando las partes podían ser representadas por un pariente o un amigo (“algún parecido con la realidad es mera coincidencia”) llamado responsalis, más tarde en el siglo siguiente las partes podían recurrir al uso del attorney quien representaba a solo una de las partes, este representante debía ser integro y conocer del proceso para poder expresar las peticiones de la parte representada.
No fue hasta el reinado de Henry III que se crea la profesión de narrator, quien contaba la historia de la parte a la que representaba con mayor elocuencia sin cometer errores, cosa que nosotros no hemos aprendido a hacer, o al menos no todos.
Es aquí en el Siglo XIII donde se convierte en un trabajo profesional, pues eran buscados y requeridos por el buen desempeño que tenían, tanto attorneys y narrators.
El inevitable resultado de la creación de la profesión conllevo a la necesidad de una educación para ejercer tal profesión, como lo vemos evidenciado en el Writ de 1292, en donde el Rey pide que los attorneys tomen a sus aprendices más destacados y los mantengan en la Corte. Más adelante, con el Writ, nos damos cuenta que los aprendices debían tener un enclaustramiento, en el cual se les instruía para poder ocuparse de los asuntos de la Corte; también existía la opción de estudiar la profesión en las universidades, donde la enseñanza era más dogmática y doctrinal.
En cuanto a la profesión de narrator, vemos que seguían desempeñando las mismas características de oradores elocuentes habidos de una gran inteligencia y pericia, todo esto para aprovechar todos los errores de su contraparte, lo que les dio una gran estima y categoría dentro del mundo del derecho, solo que ahora bajo el nombre de serjeants. Es en el Siglo XIV cuando se empieza a dar la relación entre los attorneys y los serjeants ya que dentro del equipo de trabajo el serjeant no estaba obligado a conocer del caso a profundidad sino que todo ese conocimiento lo tenía el attorney, y lo único que aportaba el serjeant eran sus habilidades, pericia y conocimientos generales.
Es en el Siglo XVII donde encontramos la presencia de los barristers, estudiantes de mayor capacidad, misma que les dio cierto estatus sobre los attorneys, quienes solo se ocupaban de la parte técnica del asunto. Después el establecimiento clerical de la Corte absorbió las labores de los attorneys dejando a estos sin trabajo, sin embargo aun quedaban muchos deberes “quasi-legales” y de negocios que debían ser atendidos, por lo que se crea la figura del solicitor.
Hasta comienzos del Siglo XIX todas las clases de representantes legales existían juntas aunque paulatinamente solo quedaron dos, los solicitors y los barristers.
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